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domingo, agosto 12, 2007

Un email para un bebé in útero


Un email para el bebé in-útero

Dr. Gonzalo Medina Aveledo
Médico Ginecólogo-Obstetra
IVSS-HUAL-UC-DCIN
gomeavel@...


La chispa de la vida se enciende cuando el espermatozoide fecunda al óvulo.
A partir de allí se inician toda una serie de acontecimientos fisiológicos que van a contribuir en la formación y en el desarrollo del futuro bebé
¿Podemos en esta etapa comunicarnos con el?,
¿ que importancia tendría en que podamos interactuar con el bebé in-útero?,
¿de esa comunicación podría depender el futuro del nuevo ser?,
¿qué tanto influye el ambiente?, tendremos que enviarle un email para que sepa
que estamos felices?, ¿cuan importante es el ánimo de la madre?.

Iniciemos nuestra conferencia primero analizando someramente el desarrollo embriológico del ser humano.
Una vez producida la fecundación, o sea una vez que se mezclan los componentes genéticos
de la madre y el padre se forma una estructura que recibe el nombre de zigoto, , quien va a dividirse mientras viaja por la trompa uterina rumbo al útero. Producto de esas divisiones el zigoto ahora recibe el nombre de Mórula, el cual llega al útero el día 7 después
de la concepción.
Allí los líquidos uterinos llenan los espacios comprendidos entre las células centrales de la mórula, los cuales confluyen formando una cavidad. La mórula ahora de llama blastocisto, el cual va a estar constituido por dos grupos celulares: uno externo o trofoblásto, quien contribuye a formar la placenta, y otro interno o embrioblásto primordio del embrión o
futuro bebé.
Iniciamos la segunda semana del desarrollo embriológico caracterizada por la implantación del blastocisto en la mucosa uterina, mientras que a partir de la tercera semana, o sea semana
que sigue al primer período menstral ausente, comienza el desarrollo del embrión apreciándose los esbozos de lo que será el futuro cerebro, componente del sistema nervioso.

El cerebro humano de un adulto pesa 1.300g. Aproximadamente y esta formado por más de 100 millones de neuronas o células nerviosas, las cuales están engarzadas en un andamiaje de hasta un billón de células gliales o células de apoyo. Pese al papel que juegan los genes en la organización del desarrollo cerebral, ha quedado suficientemente claro, que los factores ambientales regulan el proceso desde el mismo inicio de la vida embrionaria. De manera que
se genera un interesante debate entre la naturaleza y el entorno, en donde la madre a través de sus sentimientos, sensaciones y percepciones, va a contribuir de manera determinante en la
personalidad, actitud y manera de ser, así como en la creación de la configuración cerebral del futuro bebé.

Esto derrumba viejos conceptos. Ahora sabemos que la percepción y la conciencia no surge tras el nacimiento sino mucho antes, en el seno materno, en la primera escuela a la cual todos hemos asistido. En esa escuela hemos experimentado las primeras emociones de amor, rechazo, ansiedad y alegría. Allí el alumno acude a clase con cierta dotación genética: inteligencia, talentos y preferencias. Sin embargo es la personalidad de la docente quien va a ejercer una
poderosa influencia en su alumno.

La sensación siempre estará allí, al principio, en la existencia de las células fetales, luego continuará con la aparición de las redes neuronales. Lo cierto es que el embrión empieza a registrar hechos y a reaccionar ante ellos a nivel celular en etapas muy precoces de su
desarrollo.
Entre el 3er y 6to mes de gestación el futuro bebé responde a una variedad de estímulos como por ejemplo: apartarse de una fuente de luz.
Entre el 5to y 6to mes, mas o menos al final del segundo trimestre, pasa a ser sensitivo, por la manera como recibe, procesa y reacciona ante las sensaciones.
Por eso podemos decir que a los 6 meses de la concepción, el futuro bebé es un ser humano que
tiene sensaciones, sentimientos, conciencia y capacidad para recordar.

Siendo esto así, veamos la importancia de la docente que es la madre en la educación del bebé in-útero, que asiste a su primera escuela.
¿Se muestra interesada? ¿Tiene paciencia?
¿Pasa tiempo con su
alumno? ¿Le cae bien? ¿Lo quiere? ¿Le gusta enseñar?
¿Esta contenta,
triste o distraída? Y el aula ¿Es tranquila o ruidosa?
¿Hace demasiado frío o calor? ¿Es un lugar de paz, armonía o una caldera
de estrés?

Las alteraciones emocionales de las madres hacen que se segreguen más hormonas de estrés. Estas tienen efectos adversos sobre la regulación de los genes y propician una destrucción masiva de las neuronas, de sus sinapsis o conexiones, de su organización y por ende del cerebro, perjudicando de esta manera la capacidad del futuro bebé para enfrentarse al estrés.

Ante esta realidad, ¿qué positivo tiene saber estas cosas? Que los padres al estar concientes del daño que es capaz de provocar el estrés en sus futuros hijos pueden actuar en consecuencia, para aliviar las ansiedades que estén bajo su control. Esto por un lado.

Por el otro, la motivación principal a la hora de tener un hijo debe ser el deseo de cuidarlo y criarlo. Un hijo puede traer mucha felicidad a una familia y hacer posible que una madre o un padre crezcan en el plano personal, redefinan su relación de pareja y tengan ocasión de participar de manera plena en el desarrollo del nuevo ser. Es importante que los futuros padres dediquen tiempo en reconocer sus razones para desear un hijo.
¿ Son sus motivaciones lo bastante puras y fuertes como para perseverar a través de la hermosa pero ardua tarea de educar a un hijo, no durante uno o dos meses sino a lo largo de toda la vida?
La persona no debe tener un hijo para complacer a su pareja o para llenar un vacío. Antes de embarcarnos en la aventura de la paternidad o maternidad, deberíamos considerar muy en serio, los motivos que nos empujan a iniciar una tarea tan gigantesca. Si llegamos a ser padres inmersos en una neblina de caos interior, nuestras aptitudes podrían verse amenazadas, por no mencionar nuestra capacidad de amar y cuidar, con lo cual estaríamos poniendo
en riesgo a nuestros hijos.
Y llegaría a ser tal nuestra deshumanización que para comunicarnos con nuestro bebé in-útero le enviaríamos un email.

Esa no es la sociedad que todos deseamos. La sociedad que todos queremos es aquella en donde el amor sea esencia indispensable; en donde la armonía y la paz reine el ambiente de la futura madre. En donde no se requiera un email para comunicarse con el bebé in-útero.

Existen varias vías de comunicación que la madre puede utilizar para comunicar sus emociones y pensamientos a su futuro bebé.
Desde el momento de la concepción, sin ella saberlo, el bebé mantiene un diálogo con su mamá y a través de ella con el mundo exterior. Por supuesto, cuando todos los canales están abiertos, el
bebé recibe el mensaje completo.

Según el Dr. Tomás Verny, esos diálogos umbilicales se dan a través de tres canales que son:

· Comunicación molecular o canal uno: Las moléculas maternas
de las emociones incluidas las del estrés, llegan al futuro bebé a
través del cordón umbilical y de la placenta.
En este sentido el eto forma parte del cuerpo de su madre tanto como el corazón o el
hígado.

· Comunicación sensorial o canal dos: Cuando la mujer embarazada se acaricia el vientre, habla, canta, camina, se comunica con su bebé a través de los sentidos de éste. Los recién nacidos
hablan con sus mamás, a través del llanto y las madres aprenden pronto a descifrar el significado de esas lagrimas.
El futuro bebé se comunica a través de patadas. Por ejemplo, cuando oye una música que le gusta, da unas patadas enérgicas pero suaves. Esta claro que las madres en función de su propia educación se sintonizan mas o menos con este tipo de comunicación. Si están deprimidas o angustiadas, si viven expuestas a violencia, no es probable que presten mucha atención o envíen mensajes positivos.

· Comunicación intuitiva o canal tres: Ocurre con frecuencia entre individuos que mantienen vínculos emocionales, es como estar sintonizados en la misma frecuencia. ¿puede darse esta comunicación entre la madre y el bebé in-útero? Si. Es el canal que trasmite los pensamientos, las intenciones y muchas emociones de la madre al feto, y esta recibe mensajes de él a través del mismo canal, a menudo en forma de sueño.

Como hemos visto, nuestra actitud ejerce una influencia decisiva en el futuro bebé, todo dependerá de que lado sea. La madre a través de este complejo sistema de comunicación, ofrece al bebé in-útero un mundo de armonía, vital para su crecimiento y desarrollo. Sin que la madre le envíe un email a través de sus emociones le dará al futuro bebé tranquilidad, porque por intermedio de ellas, aprende cosas de si mismo, de su mamá y del ambiente que le rodea. Esta
armonía interna expresada a través del amor es la que nos va a producir en un futuro inmediato un niño sano, feliz e inteligente.

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